Para mí, una buena historia es una en que lo que pasa es determinada por los actores, no por poderes externos. Y esas acciones son determinadas por los propios caracteres. Quien algien sea determina lo que hará. (Y sí, en mi esquema, fuerzas naturales pueden ser “actores” en el sentido que hacen lo que deben de hacer por su propio “caracter”.)
En el universo de Almodóvar, lo que tenemos es una historia que depende en fuerzas fuera del control –– y del caracter –– para mover la historia. Que Pepa intercepte una llamada de Iván a la abogada. Que el hijo de Ivan viene a mirar al apartamente de Pepa.
Lo que dice Almodóvar con una histora tan llena de coincidencia es que el mundo –– a menos el mundo de su construcción –– cosas que pasan que determinan el destino de los actores están fuera de su control.
Y esto produce la pregunta obvia: ¿En el control de quien están esas cosas?
La repuesta es Almodóvar.
Él creó ese mundo, y él está en control.
En el mundo real, cuando nosotros no tenemos control de las cosas que influyen nuestras vidas en maneras importantes, entendemos (o creemos) que hay otra fuerza que sí. El Dios.
Y por eso, lo que dice Almodóvar cuando sus historias dependen en serendipidad para progresar, es que sí hay un dios y más, el dios es el mismo.
Quando entendemos su trabajo en ese contexto, otra cosa se pone evidente. La razón por los ataques a la iglesia católica. Una función importante de qualqier sistema de creencia es desacreditar otras sistemas de creencia. Su iglesia debe ser la única con razón. Las otras nececitan ser disminuidas.
Esto es lo que Almodóvar está construyendo con esa película y todas las otras que también confiar en la coincidencia. Una iglesia en oposición a la iglesia católica. Y tal vez por eso, aun que no sea obvio, explica su éxito.
Sabiendo todo eso, todavía no me gustan las películas que dependen en coincidencia para mover la historia. Y tengo otra razón, una más fundamental: Que yo no creo en Dios.
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